20 de mayo de 2014

La final que ganó Maccabi

Este martes no había otra opción que compartir una buena opinión sobre la Final Four de Milán. Puede ser que aun no esté escrita o que yo no haya sido capaz de encontrarla, pero por ahora todo lo que he leído por la web es un despropósito que me niego a compartir en este blog.

Esta F4 ha sido un espectáculo digno de disfrutar para los aficionados y para los que vivimos el baloncesto desde dentro. En mi humilde opinión, expresada con el ánimo de ser llevada a debate, ha sido la F4 perfecta. Os explico porqué.


Para el aficionado al baloncesto, la final la han ganado los jugadores. Ha habido prórrogas y partidos rotos con casi 40 ptos de diferencia, ambos datos históricos, nunca vistos. Ha habido varios récords personales de triples, puntos, minutos, tapones, rebotes ofensivos, etc. Se puede escuchar estos días repetidamente los nombres de Ricky Hickman, David Blu, Devin Smith… Y como no, de Tyrese Rice, el guapo del baile, el héroe de la final. De los nuevos reyes de Tel-Aviv poco se decía hasta el viernes, pero aquí están hoy, en boca de todos. Han destacado individualmente, han conseguido buenos números, y sobre todo, han aparecido en momentos importantes del partido.

Seamos realistas, los seres humanos necesitamos personalizar el éxito y el fracaso, y para el aficionado común, sin ningún tipo de desprecio (al contrario), el éxito de Milán tiene nombre y apellidos. Y me alegro que así sea porque el baloncesto europeo los necesita más que nunca. No por estar en su peor momento, sino por estar cerca de poder dar un salto a varios niveles. Y para ello es clave que le demos al aficionado lo que busca. Que surjan héroes y villanos, que haya todo tipo de ideologías deportivas y que se superen todos los límites, que sucedan cosas inesperadas.

En definitiva, equipos dónde los jugadores tengan margen para asumir riesgos durante la batalla.


Pero para los entrenadores o personas que habéis cruzado la superficial cara del baloncesto, sabéis que no es tan sencillo como esperar a que tus jugadores salgan a pista, utilicen un bloqueo, ataquen la ayuda y la doblen debajo de aro o fuera para tiro exterior. Ni si quiera es tan sencillo como diseñar 100 sistemas de juego capaces de atacar cualquier desajuste o ventaja. Para llegar a la final y lucir, se han de haber trabajado otros muchos temas comunes que no pueden faltar en un equipo que pelea por ser campeón:

Técnica individual adaptada a los movimientos, táctica ofensiva a nivel de filosofía de juego, preparación física, hábitos, premios, castigos, cenas, reuniones, charlas con los capitanes, dinámicas de trabajo y de grupo… Y un sinfín de detalles que no caben en una pizarra. Pero sobre todo, hay uno vital: la preparación mental. Se ha de dar personalidad al equipo, eso es innegociable.

Y para mi fue un privilegio ver competir a Maccabi y Real Madrid, tanto en semifinales como en el partido que acabó siendo la final más larga de la historia. Han tenido momentos malos durante algún tramo de estos partidos, pero ha sido genial ver como el equipo creía en su filosofía. No estoy hablando de no adaptarse a las situaciones específicas que te exige un partido, sino de hacerlo sin alejarse de tu filosofía. Maccabi ganó a CSKA creyendo en su estilo hasta el último segundo, igual que contra un Madrid que en los dos partidos impuso su juego. No creo que haya muchos madridistas resentidos a pesar de perder la batalla táctica contra Maccabi.


"El fin no justifica los medios, y para ganar no todo vale"



Primero se necesita un entrenador capaz de venderles una idea a los jugadores, y que estos salgan a pista a defenderla como si fuera suya. Además, el entrenador ha de ser lo suficientemente valiente para morir con las botas puestas. No puedes llegar a la final y decirles que hoy seremos diferentes, porque sería incoherente, y la incoherencia es el tendón de Aquiles de cualquier entrenador.

Sin embargo, desde el propio gremio de entrenadores, surgen algunos de esos que se dedican a trabajar 5c0 con sus cadetes todo el año, hasta memorizar a la perfección el timing de un sistema copiado de un club ACB y repleto de bloqueos continuados, directos e indirectos, que ni el propio entrenador comprende, con tal de aprovechar el desconocimiento táctico de los rivales de 15 años a los que se enfrenta, esperando que les den un pin a final de temporada, mientras sus jugadores se van estancando a pasos agigantados. Se dignan a criticar a Laso porque ha perdido por segundo año consecutivo una final y en la prórroga. Si, si. Pero ahí está, por segundo año consecutivo. He leído por ahí que es el entrenador imperfecto, que las finales son de los entrenadores y la ha perdido él, que no ha tenido recursos, etc, etc. Para haber llegado hasta ahí no vale con tener una plantilla buena, a la vista quedan el tercer y cuarto clasificado.

Mi asombro ante tal desfachatez no cesa. Para empezar es un despropósito decir que perdió el Madrid. Seamos sensatos, la final la ganó el Maccabi, que es muy diferente. Y no la ganó o perdió ninguna pizarra ni ningún detalle técnico o táctico concreto, sino que pelearon por la victoria 4 filosofías, 4 estilos y 4 personalidades. Y jugaron la final las 2 mejores.




Me alegro mucho del resultado de esta F4, a mi entender la F4 perfecta. Fue vistosa, ganó el juego alegre y atrevido pero rigurosamente ordenado. A la luz de los focos brillaron los jugadores, pero ganaron los entrenadores que mejor prepararon a su equipo para creer en una idea desde Septiembre. Ganó la sinergia y el objetivo común, dándole vida al baloncesto. Y perdió el juego cuadriculado, especulativo, resultadista y previsible. Demostrado queda que se puede jugar de otra manera y no morir en el intento.

Esta vez ha ganado el estilo con el que me siento identificado, sin embargo me alegro muchísimo de que ahí estuvieran también los otros, y de que hoy en día se hable tanto de ideología en el baloncesto. Lo echaba en falta. Nos hará mejorar a todos y encontraremos los héroes y villanos que necesitan los banquillos.

2 comentarios:

  1. Gran resumen de la F4!! No podía estar más de acuerdo contigo

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  2. Gracias Anónimo! A ver si alguien que no esté de acuerdo se anima a abrir un buen debate.

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